Naufragamos cada mañana en mares salados, en pantanos
pegajosos. Amanecemos inundados por sudor. Sólo el invierno nos rescatará de
este hundimiento, de este islote en mitad del océano que nos brota de los
poros. Pero ni el otoño parece ver nuestras bengalas, y todo socorro es inútil
y tedioso.
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