«Por el presente escrito, doctor, se lo suplico; ayer
la democracia me inspiró la imperiosa necesidad de un bostezo, uno que
finalmente no pude reprimir, y desde entonces no he podido cerrar la boca. Así
que le pido por favor, doctor; tenga misericordia y ayúdeme. Siento que no
tengo mucho tiempo. Cada vez que pienso en un candidato se me desencaja más la
mandíbula. Es usted mi última esperanza».
No hay comentarios:
Publicar un comentario